Los caminos rurales son la infraestructura de transporte más importante para el sector de la producción agrícola. Por ellos circulan los productos recolectados asi como los insumos y las personas que van a trabajar a las fincas donde se cultivan nuestros alimentos.
Actualmente el sector agroalimentario es el más importante de la mayoría de los pueblos andaluces y por tanto hablamos de una infraestructura esencial para la competitividad de nuestra economía.
La red de caminos rurales es muy extensa y siempre se alude a la dificultad económica que supone su mantenimiento. Sin embargo, esto no es nada más que una excusa empleada por políticos y aceptada por agricultores. La realidad es que la red de caminos municipal no se gestiona y por eso se presenta como un problema de gran magnitud. Es muy frecuente que se hagan inversiones relativamente grandes para después abandonarlas a su suerte y en un periodo de tiempo relativamente corto acaban deteriorándose de tal forma, que se hace necesario repetir de nuevo la inversión inicial. Su coste de amortización se hace muy elevado.
Como dato orientativo, tomando como referencia el coste ejecución por contrata que se obtiene por término medio en los proyectos que se redactan, podemos considerar que el arreglo de un camino cuesta unos 30.000 € por kilómetro. La vida útil de estos arreglos suele estar entre los 5-6 años.
Su mantenimiento se hace necesario porque estas vías se conciben como explanadas (ya existentes en la mayoría de los casos) sobre las que se construyen firmes que son capaces de soportar las cargas necesarias según la intensidad y tipología del tráfico, pero que no se terminan con tratamientos superficiales. Esto significa que el material suelto de la superficie es muy vulnerable a la acción climatológica (lluvias) y al efecto cortante del rozamiento de las ruedas de los vehículos (frenadas, arranques y cambios de dirección) .
En un proyecto se consideran estos aspectos y se da mucha importancia a la gestion de agua superficial diseñando su red de drenaje y las pendientes transversales de la plataforma.
Una vez que el camino está dotado de las infraestructuras necesarias, pueden abordarse las tareas de planificación y ejecución del mantenimiento. El objetivo de esto es alargar la vida útil del camino.
Hay dos variables esenciales para diseñar el plan de mantenimiento de los caminos rurales: la pendiente del camino y su tráfico. En caminos con pendientes reducidas, con escaso trafico y de poco tonelaje, habrá menor intensidad en las tereas de mantenimiento. Por tanto, las inversiones para su mejora serán menores y sus costes de mantenimiento también.
Las operaciones básicas de mantenimiento son:
Estas actuaciones diseñadas y adaptadas a cada tipología de camino y a cada caso particular pueden aumentar la vida útil del camino en más de cuatro veces. Por ejemplo, una actuación diseñada para una vida útil de 5 años puede mantenerse en un estado optimo durante 20 años. Si adoptamos como coste de la reparación inicial 30.000 € y cada 3 años se realizan tareas de mantenimiento con un coste aproximado de 3.000 € por kilometro tendríamos un coste total de 50.000 € por kilometro en ese periodo, o lo que es lo mismo un coste anual promedio de 2.500 € por kilometro.
Si el camino no se mantiene, a los 6 o 7 años necesitará otra intervención similar a la inicial. Algo menos costosa porque algunas partes del camino pueden estar en un buen estado y por tanto podemos estimar un coste algo inferior. Tomemos 20.000 €. De este modo se podrá disponer de esa infraestructura otros 5-6 años. Si transcurridos estos se vuelve a arreglar habrá que destinar otros 20.000 €, llegando así hasta los 20 años de uso. Por tanto habremos empleado 70.000 € por kilómetro en el uso de ese camino y consecuentemente un promedio de 3500 €.
Esta simple estimación puede ayudarnos a ver que existe un ahorro importante detrás de las tareas de mantenimiento. Este análisis puede hacerse de forma específica y precisa sobre cada camino. Se podría calcular el ahorro directo que se obtiene mediante un adecuado plan de mantenimiento. Esto justificaría su elaboración y su ejecución. Además, nos sirve para tomar conciencia de que no se trata de un problema de escasez de recursos sino de un problema de gestion y de priorización del gasto.
Tomemos como caso concreto el municipio de Puente Genil, con una red de caminos públicos de una extensión aproximada de 600 Km. De ellos el Ayuntamiento tiene inventariados unos 180 Km. Su catastro de rustica registra unas 15.000 has de terreno dedicado a la producción agrícola. La agricultura aporta más del 30% del empleo directo de la localidad. Finalmente el presupuesto municipal para el año 2017 supera los veintiséis millones de euros (26M€).
Si el Ayuntamiento se propusiera mantener la red de caminos inventariada, adoptando una periodicidad de 3 años para las tareas de mantenimiento, tendría un coste anual de 180.000 €. Esto supone un 0.7 % del presupuesto municipal.
Como se puede concluir, dada la importancia de la agricultura para la localidad y la magnitud de su presupuesto, no resulta inabordable la ejecución de un plan de mantenimiento basado en la gestion de la red. Mas bien parece estar sobradamente dentro de las posibilidades de este Ayuntamiento.
Esto no es un caso aislado, sino que representa una realidad municipal que sufren los agricultores y el sector de muchos municipios andaluces. No se atisba interés en este asunto. Mucho me temo que si los agricultores quieren tener caminos en buen estado tendrán que organizase y adoptar las medidas necesarias para que los políticos atiendan esta obligación de la administración local, aunque deba existir una coparticipacion por parte de los agricultores ( esto puede ser objeto de otro post). Si los gobernantes quieren apoyar la economía local cumpliendo con sus competencias y apoyando a un sector estratégico, tienen una gran ocasión destinando recursos al mantenimiento de los caminos rurales.